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Historia


Historia de la Cruz de los Milagros

Repasamos la historia de la Cruz de los Milagros como creyentes; haciendo uso de los registros, datos y tradiciones existentes pero con una mirada creyente.


Fundación de Corrientes y el Milagro de la Cruz

El Adelantado, Licenciado Juan de Torres de Vera y Aragón, desde la ciudad de Asunción, sede de la autoridad civil y eclesiástica, llega hasta el lugar denominado de las siete corrientes y funda la ciudad de Vera -hoy ciudad de Corrientes- el 3 de abril de 1588.

Meses antes, con el objetivo de explorar, organizar y predisponer todo para esta  fundación, Alonso de Vera y Aragón -más conocido como el Tupí- llega hasta el Arazaty y establece un asentamiento, muy cerca del Paraná. Los españoles construyen un fuerte para protegerse de posibles ataques aborígenes; y plantan una cruz en las cercanías. Los ataques no se hacen esperar.

La tradición refiere que los naturales no podían vencer a los españoles, aunque eran más numerosos; y que atribuyendo un poder protector a la cruz, repetidamente tratan de quemarla, pero sin éxito: la cruz no entra en combustión. A los aborígenes les parece una señal, un prodigio, que termina por moverlos a la rendición e integración.

No son pocos los que opinan que el Milagro de la Cruz consistiría en que españoles y aborígenes alcanzan, mucho más que en otros lugares, una convivencia sostenida que les permite una progresiva integración; y la aceptación de la fe cristiana por parte de los naturales.

Peregrinaciones a la Ermita de la Cruz del Milagro

La ciudad crece lentamente. Reconociendo la protección de la cruz, los fundadores le construyen una ermita: La Ermita de la Cruz del Milagro. Esta, que se encuentra distante del poblado, se convierte en centro de peregrinaciones y procesiones en distintos momentos del año. En circunstancias críticas (sobre todo en momentos de sequía, de carestía, de hambre, o de invasión de langostas o por pestes) toda la ciudad se encamina a la Ermita: o con la imagen de la Virgen de la Merced, Patrona y Auxiliadora de la ciudad; o con la imagen de la Virgen del Rosario.

Las devociones, generalmente, se hacen al llegar la noche, después del regreso de las tareas en las chacras. Para iluminar el camino se encomienda a cierto número de vecinos que enciendan las luminarias: velas, velones, candiles, etc.

Las procesiones, rezos y novenas se realizan regularmente. Y, como gratitud por tantas bendiciones recibidas, la cruz pasa a llamarse La Cruz de los Milagros (en plural).

Traslado de la Cruz al solar actual

El viernes 10 de marzo de 1730, para evitar frecuentes saqueos, sobre todo por parte de los aborígenes del Chaco, el Cabildo civil de Corrientes autoriza el traslado de la Cruz de los Milagros hasta el Solar donde se encuentra en la actualidad. Aquí le habían construido una primera capilla, y se encontraba mirando sobre lo que hoy es la calle Buenos Aires.

Este traslado figura en la Actas capitulares del Cabildo, y es recordado por dos placas en el Solar. A partir de entonces se afianza la costumbre de llamar al templo Santuario: Santuario de la Cruz del Milagro, o de los Milagros.

En 1805 el obispo de Buenos Aires, monseñor Benito de Lué y Riega, hace la visita pastoral a la ciudad de Corrientes y decide trasladar la fiesta de la Cruz de los Milagros al 3 de mayo de cada año. Esto se inicia al año siguiente, o sea, a partir de 1806.

El segundo templo, mandado a construir por Manuel Vedoya, se inaugura en 1808, miraba hacia la actual calle Salta, hacia donde está hoy el Club San Martín.

En 1845 el gobernador Joaquín Madariaga,  manda alargar el templo, a construir la sacristía; agrega una torre y un frente. Y lo hace, según sus propias palabras, en acción de gracias del portentoso milagro que ha obrado la Santísima Cruz en la espléndida batalla de la Laguna Brava el 6 de mayo de 1843 en la que salió victorioso de sus enemigos.

En 1826 se erige la parroquia San José. Como no cuenta con templo propio, se le asigna -provisoriamente- el santuario de la Cruz de los Milagros, donde funciona hasta 1872, año en que es suprimida.

Además, desde 1826 hasta 1871 en el solar de la Cruz funciona el cementerio de la ciudad.

El templo actual y su consagración

El 3 de mayo de 1888, en los días de la celebración del tercer centenario de la fundación de Corrientes, se coloca la piedra fundamental del nuevo y actual templo. La construcción dura casi diez años. Para su inauguración es invitado el arzobispo de Buenos Aires, monseñor Uladislao Castellano. Llega a Corrientes acompañado, como decía un diario de la época, por reputados oradores sagrados, los sacerdotes José Chapo y Luis Niella; este último, después, primer obispo de Corrientes.

La ceremonia de bendición y consagración se realiza el sábado 5 de junio de 1897 por la mañana. A las 3 de la tarde el madero milagroso es trasladado desde el antiguo templo al nuevo. Al día siguiente, domingo 6 de junio, el arzobispo celebra la misa solemne con la que el nuevo templo queda habilitado a toda la feligresía.

Coronación de la imagen de la Virgen de Itatí

Al concluir el siglo XIX, el obispo de Paraná, Rosendo de la Lastra y Gordillo, en nombre de propio, de las autoridades de Corrientes y de todo el pueblo, solicita al papa León XIII la coronación de la imagen de la Virgen de Itatí. El papa no solamente concede este privilegio sino que él mismo bendice la corona de oro y piedras preciosas el 16 de julio de 1899.

La imagen de la Virgen es traída desde Itatí hasta la ciudad de Corrientes en barco por el río Paraná. El 16 de julio de 1900 el obispo de la Lastra, en inolvidable ceremonia, coloca sobre la cabeza de la imagen auténtica de Nuestra Señora de Itatí la corona confeccionada con el aporte de todo el pueblo.

La coronación de la imagen de la Virgen de Itatí es quizás una de las glorias más importantes del Santuario de la Santísima Cruz de los Milagros.

Parroquia "La Santísima Cruz de los Milagros"

El 1 de enero de 1914 entra en vigencia el decreto del primer obispo de Corrientes, Luis María Niella, por el que erige la parroquia La Santísima Cruz de los Milagros.

Un par de años antes, se derriba el viejo Santuario, y las torres del nuevo, por peligro de derrumbe.

Desde 1937 a 1970, durante treinta y tres años, el padre Isidro Blanco Vega preside la comunidad parroquial. La presencia de este sacerdote es providencial y fecunda. Durante su apostolado, iniciativa y acompañamiento, surgen las comunidades que hoy son parroquias: Niño Jesús; San Cayetano; Virgen de Itatí de Laguna Brava; Santa Teresita del Niño Jesús; San Benito; San Roque; Virgen de Itatí en la ciudad de Corrientes; Nuestra Señora de Fátima.

Además, inicia otras comunidades que no son parroquias: Santa Marta;; Virgen de Itatí de Nueva Valencia; San Judas Tadeo y Santa Librada en Riachuelo; Virgen del Rosario sobre el camino largo a San Luis del Palmar; San Antonio de Padua, de Paso Martínez; y San Ramón Nonato, sobre la Ruta vieja.

La parroquia de la Cruz es, por esto último, madre de comunidades. 

Visitas de la Virgen de Itatí

Para celebrar los cien años de la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen María del año 1854 (1853 - 8 de diciembre - 1954) el papa Pío XII declara un Año Mariano Universal.

Durante el año 1954 se realiza en toda la Diócesis de Corrientes la Gran Misión. Concluyendo la misma, la imagen de la Virgen de Itatí es traída -en barco- a la ciudad de Corrientes y es llevada a los distintos centros pastorales de la ciudad.

El acto de clausura se realiza en la Cruz de los Milagros el domingo 12 de septiembre. El obispo Francisco Vicentín realiza la Consagración de la Diócesis al Inmaculado Corazón de María al frente de la imagen de la Virgen de Itatí.

Después de esto, la imagen de la Virgen de Itatí es traída a la Cruz de los Milagros en dos oportunidades más: en 1960 y en 1965; en ambas ocasiones, para la conclusión de sendas Misiones Generales.

La Cruz de los Milagros y nosotros

         La Cruz de los Milagros es símbolo pascual, como cada cruz cristiana. Igual que nuestros antepasados buscamos el milagro: el milagro del amor de Dios que se manifiesta en el corazón de Cristo y en su misterio pascual. Buscamos el milagro del amor que nos hermana y nos ayuda a construir un mundo más fraterno y servicial.

         También nosotros peregrinamos a la Cruz de los Milagros, y encendemos luminarias en las vísperas de su fiesta expresando con ello nuestra entrega al Señor. Jesucristo es la luz del mundo. Lo seguimos porque en Él no hay tinieblas.

         La Cruz de los Milagros y la Virgen de Itatí son los símbolos más importantes de la primera evangelización de nuestros pueblos. Y como símbolos cristianos, nos ayudan a navegar mar adentro… para ser los discípulos misioneros que la Iglesia necesita.

         Discípulos misioneros de Jesús, con María de Itatí, junto a la Cruz. ¡Qué este lema del Centenario de nuestra Iglesia (1910-2010), sea un incentivo providencial para madurar en nuestra vocación cristiana y para aunar esfuerzos en la misión de compartir la fe con los demás!

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