II ASAMBLEA DIOCESANA
DOCUMENTO DE TRABAJO
Este Documento de Trabajo para la II Asamblea Diocesana es una primera síntesis de la etapa de escucha y discernimiento, que se ha llevado a cabo en la comunidad diocesana, en espera de ser completado y enriquecido con la nueva etapa de escucha y discernimiento, que se abre a partir del 1 de octubre y finalizaría el 8 de diciembre de este año 2024.
Introducción
El Pueblo de Dios es una comunidad en camino, en continua construcción y transformación por la acción del Espíritu Santo. En este proceso de edificación reconocemos que tenemos una base sólida sobre la que se afirma nuestro edificio eclesial: la Santísima Cruz de los Milagros, la Tiernísima Madre de Dios y madre nuestra, y la piedad de nuestro pueblo creyente por más de 400 años.
En este caminar reconocemos la estrecha relación que existe entre la pastoral vocacional y la educación en la fe, de forma que la pastoral vocacional sea un verdadero itinerario de fe y lleve al encuentro personal con Cristo. La pastoral familiar tiene una misión insustituible en animar la vocación de los padres y ellos la vocación de sus hijos. Será luego la pastoral juvenil un espacio privilegiado para la maduración bautismal de los jóvenes que los integre a la comunidad parroquial y desde allí a la misión.
Como Iglesia particular de Corriente nos propusimos celebrar la II Asamblea para escuchar a la comunidad y luego discernir el llamado que nos sigue haciendo Jesucristo, Señor de la Historia, con el envío misionero: “Vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos” (cf. Mt 28,19). Durante el fecundo período de la escucha hemos sido testigos de signos concretos de la presencia viva de Jesús en la vida de nuestras comunidades, familias, niños, jóvenes y ancianos. Nos han conmovido la generosidad de muchos de ellos con los más pobres y marginados.
La etapa de la escucha nos llevó luego a discernir algunos desafíos, que interpelan nuestro compromiso como discípulos misioneros de Jesús. Hemos vivido la escucha y el discernimiento de los desafíos a partir de nuestra común vocación bautismal, a la que todos fuimos llamados por Dios desde el seno materno. Este llamado bautismal que nos abarca a todos los creyentes está en íntima relación con la misión.
El deseo
que nos animó a lo largo de la preparación de esta Asamblea fue comprender
mejor a qué nos llama el Señor y comprometernos con nuevo vigor a caminar
juntos todos para anunciar la Buena Noticia del Evangelio. Nos disponemos con
el mismo espíritu orante, que nos acompañó con la oración para la preparación
de la Asamblea, a poner en práctica los compromisos que tomemos en la misma.
Tema de la IIª Asamblea
Para la elección del tema y la preparación de la II Asamblea tuvimos en cuenta: la etapa de escucha del Sínodo de la Sinodalidad y la I Asamblea Diocesana sobre la Iniciación a la Vida Cristiana.
A partir de allí, formulamos el tema de la II Asamblea: “Iglesia sinodal, escucha, discierne y misiona”, a la luz del Evangelio según San Lucas 24,13-35 “Los discípulos de Emaús”.
Por otra parte, para el trabajo durante el período de preparación a la
II Asamblea nos propusimos los siguientes objetivos:
a)
EVALUAR nuestro “caminar juntos” desde la perspectiva
de una iniciación a la comunión y misión, a partir de las orientaciones que nos
hemos propuesto en la Primera Asamblea Diocesana.
b)
PROFUNDIZAR la escucha para identificar las fortalezas, debilidades o
amenazas, y oportunidades, que tenemos en nuestra Iglesia particular,
focalizada en la Familia y los Jóvenes, en la Liturgia y en los Consejos
c)
DISCERNIR y elaborar las orientaciones pastorales que nos ayuden a
promover una Iglesia más sinodal, participativa y misionera, abierta a una
mayor escucha y participación de las familias y los jóvenes, la vida litúrgica,
y en el ejercicio de los consejos pastorales y de asuntos económicos.
Estructuramos esta presentación en dos partes
A. Nuestra realidad en la vida comunitaria (familia y jóvenes) y las celebraciones litúrgicas (etapa de escucha)
B. Desafíos y propuestas para la vida comunitaria
(familia y jóvenes) y las celebraciones litúrgicas (etapa de discernimiento)
A. Nuestra realidad en la vida comunitaria, familia, jóvenes, y las celebraciones litúrgicas (etapa de escucha)
La
escucha de la realidad en la vida comunitaria
Encontramos en las parroquias la presencia y
participación de personas que, en silencio, sin mucho ruido, de todas las edades,
y con realidades muy distintas, caminan a nuestro lado, transitando el mismo
camino.
Nos alegró constar que hay parroquias que tienen escuela
de monaguillos, presencia de jóvenes en la liturgia y en la catequesis, grupos
de oración, grupos de misión, Cáritas, etc.
En algunas parroquias se reconoce la cercanía y el
acompañamiento del párroco.
Hay perseverancia en algunos agentes pastorales.
Existen actividades misioneras de jóvenes en las zonas
rurales.
Hemos recogido también la falta de escucha, orientación
y acogida, para los divorciados, homosexuales, víctimas de violencia de
género y para las personas con adicciones. Se percibe una mentalidad muy
cerrada y excluyente, muchas veces por falta de preparación a la hora de dar
respuestas o promover la integración.
Se constata una falta de escucha a niños y jóvenes. Los niños llevados por los adultos no
tienen espacio donde manifestar lo que desean. Tampoco los jóvenes encuentran
respuestas a los problemas actuales; hay pocos espacios para ellos luego del
sacramento de la confirmación; si encuentran alguno les resulta difícil
sostenerlo porque no se sienten atraídos por la comunidad.
A continuación, escuchamos algunas problemáticas que
afectan a la vida comunitaria en la parroquia y entendemos que es urgente
atender.
o
La
falta de formación: La preparación, la motivación y los incentivos en los
distintos grupos eclesiales que realizan una actividad pastoral o que son
referentes, requieren de espacios de formación específica para tratar con los
distintos grupos etarios y las situaciones difíciles en una comunidad.
o
Falta
de compromiso y pertenencia a la comunidad. Los responsables no se
involucran porque no se sienten parte. Los integrantes de los grupos no se
sienten valorados o escuchados.
o
Falta
de perseverancia en los agentes de pastoral.
o
Falta
de comunicación, de escucha, de empatía y de respeto por diversos modos de
pensar que denota una falta de madurez y comodidad por parte de los integrantes
de cada grupo.
o
Se
perciben individualismos, personalismos y falta de confianza por parte de las
autoridades. Las urgencias inmediatas llevan a decisiones apresuradas.
o
Se
reclama una mayor presencia de la Iglesia y apertura hacia los adultos mayores
y una atención especial para los enfermos de distintos cuidados.
o
Se
constata una catequesis muy estructurada en algunas parroquias. Se pide coherencia
de vida a los catequistas; se demanda catequesis para padres; preparación para
la catequesis especial; y una catequesis que tenga en cuenta la riqueza de la
piedad correntina.
La escucha de la realidad en las familias
Con respecto al ámbito familiar las familias
ensambladas que se sienten excluidas muchas veces; también falta de formación
de los agentes pastorales frente a la realidad de padres y madres del mismo
sexo, capacitación también para acompañar a los hermanos y hermanas con
adicciones y sus familias. También se ha manifestado la falta de integración
entre los jóvenes, familias y adultos mayores.
Los avances tecnológicos y la incidencia que tienen en
la sociedad terminan perjudicándola familia en su constitución y en los modos
de relacionarnos (atención, dedicación).
Muchas familias viven sin el sacramento del
Matrimonio.
La escucha de la realidad en los jóvenes
Se ha podido constatar que los jóvenes son una
realidad muy importante y de gran vitalidad en la Iglesia; que desean sentirse
parte de una comunidad parroquial, pero que en muy pocas ocasiones son
valorados y tomados en cuenta. Sin embargo, se puede observar que en algunos
lugares se ha logrado integrar a los jóvenes en la vida comunitaria de la
parroquia.
Con satisfacción se ve que en muchas de nuestras
parroquias se intensifican los intentos por crear grupos juveniles. Pero,
desgraciadamente, no encuentran el suficiente apoyo de los sacerdotes. Los
jóvenes perciben que a algunos sacerdotes no tienen tiempo para ellos o, tal
vez, por cuestiones generacionales, no se sienten a gusto con ellos. Esto los
desanima y se apartan de la comunidad.
Algunas comunidades hicieron notar que la vida
parroquial está apagada, que falta entusiasmo, que es necesario crear nuevas
formas de trabajo, y buscar el modo de motivar a que los jóvenes se acerquen y
se involucren en la vida comunitaria.
Hay un reclamo por espacios de participación y diálogo sobre las problemáticas
emergentes de esta etapa de la vida, que sean iluminadas por el Evangelio
y la voz de la Iglesia.
Nos
preocupa ver a los adolescentes con problemas de comunicación con
sus padres, quienes tampoco les dedican suficiente atención. Muchos
adolescentes y jóvenes buscan, entonces, contención en las redes sociales,
donde con frecuencia terminan con daños mentales y aun físicos.
Se
advierte con urgencia que es necesario crear espacios de escucha, con talleres
y charlas, para ayudarles a tomar conciencia sobre el valor de la vida, de la
amistad, de la apertura a los problemas del otro, y brindarles la oportunidad
de asumir algún servicio que los haga sentir que su presencia y participación
es importante para la comunidad.
Ante
la ausencia de una pastoral universitaria, se propone abrir espacios en las
parroquias, que amplíen el servicio de las misas para universitarios ofrecidas
en algunas comunidades.
La
escucha de la realidad en las celebraciones litúrgicas
Sobre la vida y participación de la liturgia se
percibe la falta de perseverancia de nuestro pueblo en las celebraciones
ordinarias de las parroquias. La práctica religiosa en la vida de la comunidad
es esporádica, lo cual nos desafía a generar espacios de participación y
perseverancia.
En algunas zonas muy extensas, el párroco recorre
distancias enormes para brindar el servicio espiritual a la gente, razón por la
cual se pide más sacerdotes para responder a las necesidades religiosas de la
gente.
Se percibe la falta de más Laicos comprometidos y se
pide mayor número y dedicación de ministros que visiten a los enfermos.
Muchas veces no se tienen iniciativas que hagan crecer
a la comunidad religiosa, muchos se sienten desanimados y solos en sus tareas,
desean más presencia del sacerdote para dirigirlos espiritualmente, pero todos
manifiestan también su comprensión debido a que son comunidades grandes para un
solo sacerdote.
A. Desafíos y propuestas para la vida comunitaria
(familia y jóvenes) y las celebraciones litúrgicas (etapa de discernimiento)
Desafíos y propuestas para la
vida comunitaria parroquial
Con respecto a las propuestas de la vida comunitaria,
se presentan opciones de generar más espacios donde se experimente el
encuentro, el diálogo, la participación, y de mucha oración para lograr así promover
tiempos para sentarse y reflexionar a nivel parroquial como así también en las
instituciones escolares (especialmente en movimientos y colegios), sobre la realidad
de las familias actuales lo que conlleva aprender a abrir la mente y el corazón
para poder conocernos y aprender a confiar en el hermano. Para ello es
necesario discernir dejando claro e identificando cual es nuestra actividad
pastoral, personal o comunitaria, respondiendo así a la diversidad de dones y
carismas que enriquecen al pueblo de Dios.
Si bien se logra evidenciar la presencia y
acompañamiento de los sacerdotes, en los diferentes aspectos antes mencionados,
es necesario poder acrecentar la apertura de algunos sacerdotes, que aún están
distantes de su comunidad o, no acompañan el tiempo comunitario real y concreto,
y además fortalecer la habilidad de la escucha, profunda, atenta y a
todos. Donde a los jóvenes (y a los
nuevos) se los acepte y se sientan escuchados, pero que también se pueda
escuchar a los adultos.
Logrando afianzar estos puntos brindara
fortalecimiento a los vínculos en la comunidad creando un sentido de cuerpo,
para luego encarar diferentes desafíos, generar apertura para que las personas
se sientan parte, se sientan Iglesia.
La pandemia nos golpeó en muchos aspectos. Entendemos
que nada podremos hacer sino rezamos unidos, trabajamos por vencer nuestras
diferencias y cultivamos vínculos de paz, empatía y respeto. La convivencia y
el compartir son esenciales para el diálogo, escucha y conocimiento mutuo. Se
deberán generar o dar continuidad a los espacios de oración, convivencia
fraterna, que nos hagan sentir que somos familia. Iglesia = Familia.
Desafíos y propuestas para
los jóvenes
Sobre la realidad de nuestros jóvenes surgieron las
propuestas y desafíos de “Las redes sociales”, ellos utilizan y hoy es un canal
importante de transmisión, visión y comunicación que rodea a toda la humanidad,
este mismo canal debe ser para nosotros una herramienta para la Evangelización,
lo que conllevara repensar nuevos modelos de grupos juveniles, atípicos, no
convencionales, y es allí donde también debemos escucharlos de verdad, ver
cuáles son sus necesidades, deseos e inquietudes.
Resulta a su vez necesario y prioritaria integrarlos
en la toma de decisiones dentro de la comunidad. Acompañarlos, contenerlos sin
juzgarlos ni sermonearlos, guiándolos con paciencia y verdadero amor, y en este
sentido los universitarios son también una realidad que debemos integrar ya que
pueden desde su ambiente, seguir contagiando y trayendo más jóvenes a nuestra
iglesia.
A raíz de esto, surge invitarlos y acompañarlos y con
la visión de que “Los jóvenes evangelizan a los jóvenes”, se proponen también espacios
de reflexión entre los distintos movimientos.
Desafíos y propuestas para
las familias
Con
respecto a los desafíos en el ámbito familiar se proponen espacios de formación del ministerio de Escucha con los distintos
grupos de la parroquia preparando a servidores abocados a esta tarea, para que
se logre contemplar a “los nuevos leprosos”: indigentes, adictos (alcohólicos,
drogadictos, ludópatas, adicciones sexuales). Personas con discapacidades
concretas (motriz, sordos, intelectual), motivado este trabajo en conjunto con
los distintos grupos de la comunidad bajo las directrices del párroco y el
consejo pastoral.
Para ello se propone la formación de los Agentes de
Pastoral, frente a la realidad de padres y madres del mismo sexo y capacitación
también para acompañar a los hermanos y hermanas con adicciones y sus familias,
se presente también la capacitación a los Catequistas, Catequesis para
padres/tutores, para poder estar preparados para dar respuestas a una
catequesis especial.
Ante estas circunstancias, los aspectos principales
que nos ayudan a reimpulsarnos son: reuniones de comunidades más a menudo;
catequesis para adultos, tema sobre el cual aún no se viene trabajando en
muchas comunidades, especialmente aquellas ubicadas en zonas rurales; armar
pequeños grupos de misioneros que salgan a llevar el mensaje de Dios a aquellos
hermanos que hoy más que nunca lo necesitan.
Se propone el fortalecimiento de una pastoral familiar
diocesana que realice un verdadero acompañamiento, discernimiento e integración
de las parejas en nueva unión y familias en crisis; así como también la
realidad de nuestros adultos mayores. Promoviendo la formación de dicha
pastoral en cada comunidad parroquial, para lo cual se deberá programar de
forma anual distintos talleres abarcando temas amplios y controvertidos de la
comunidad.
En síntesis, se
propone capacitarnos en temas actuales, distintas realidades familiares, nuevas
ideologías, adicciones etc. para responder cristianamente en lo temporal,
contando con la ayuda de profesionales que acompañen las pastorales específicas
(divorciados, nuevas uniones, personas de distinto género, adicciones de todo
tipo, discapacidades).
Desafíos y propuestas para
las celebraciones eucarísticas
Los desafíos y propuestas que fueron surgiendo con
respecto a las celebraciones eucarísticas nos hablan acerca de una “Formación en
el servicio” es decir (trabajar en sinodalidad la humildad, la
corresponsabilidad, el liderazgo, dimensión de la comunidad- vínculos, etc.) y
como desafío tener cuidado con servidores que se apropian del servicio,
necesidad de renovación de agentes de pastoral.
- Formación en estrategias: el modo, la forma son muy importante para
enfrentar los distintos desafíos que se nos presentan. Para que, con mucha
misericordia y creatividad lleguemos especialmente a las familias y a los
jóvenes, generemos apertura, encuentro y escucha. En definitiva, como
hacemos para que, de verdad, la Madre Iglesia abrace a todos.
Consideramos que en este sentido hay buenas
intenciones, pero no encontramos todavía el modo más eficaz. Salir al encuentro
para la enseñanza de los valores de la vida.
- Espacio de formación específica para las
distintas pastorales: A fin de generar
contenidos uniformes para trasladar a nuestra comunidad y que cada miembro
asuma la responsabilidad de su formación de acuerdo al carisma al que es
llamado.
El conocimiento de la vida de la Parroquia, en el
pasado y el presente, es importante para forjar un futuro vital de la comunidad,
acompañado detener días designados por movimiento para actividades dentro de la
parroquia, servicio y colaboración en las misas, etc., como así también mejorar
la difusión para que los fieles conozcan lo que la parroquia les ofrece (redes
sociales y cartelerías).
Resulta importante a su vez fortalecer los vínculos en
la comunidad, creando cuerpo para luego encarar diferentes desafíos. Generar
apertura para que las personas se sientan parte, se sientan Iglesia. de paz,
empatía y respeto.
Pudimos también identificar la Pastoral Turística, para
lograr así conocer lo nuestro, aprovechando el turismo de nuestra provincia
logrando la evangelización.
o Formación en la pastoral de la salud: poder lograr una pastoral formada exclusivamente en
los diferentes procesos de un duelo.
- Formación de un Departamento creativo: dentro del consejo económico para generar
actividades a fin de desarrollar el sustento de la comunidad parroquial.
Se propone también crear una base de datos de nuevos
bautizados, que nos permita mantener una constante comunicación con la familia
a fin de poder incorporarlos a la vida comunitaria. Mostrando la presencia de
la iglesia en esa Familia, con actividades misioneras, invitando a toda la
comunidad a seguir cumpliendo con la Misión dentro de la Parroquia e invitando
a todos los que estén dispuestos.
Para que nuestro sitio de encuentro sea ameno, se
propone un espacio dentro de la comunidad en la que todos los miembros
colaboren en el mantenimiento de nuestra casa parroquial, como tampoco circunscribirse
a un grupo selecto y cerrado que no permite nuevas ideas para renovar nuestra
comunidad.
Se tiene en cuenta a su vez a las personas que se
acercan “de paso” a la parroquia para poder lograr afianzar vínculos con ellas.
Con los adultos mayores, se proponen también espacios
de oración, escucha y apoyo, rompiendo las estructuras por medio del Testimonio
de Vida cambiando nuestro interior al amor de un Dios solidario y
misericordioso con los hermanos
En lo que se refiere a
celebraciones litúrgicas
Se propone acompañar
los tiempos litúrgicos, por medio de formaciones en la oración con la Palabra
(Lectio Divina), en la escucha (practicando el método de Conversación
espiritual).
Escuchar nos
hace iguales ante el Señor…
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